Hasta la aparición de internet todos desaparecíamos publicamente al morir salvo contados casos que perduraban por destacar en algo y nadie se encontraba un finado a la vuelta de la esquina.
Hoy con las redes sociales, en especial Facebook y sus muros, de alguna manera seguimos vivos y publicando en automático que dicen nuestros amigos, mostrando las fotos de cuando estabamos vivos o avisándole a todos que cumplimos años.
En otras palabras, somos inmortales virtuales sin conciencia. Nos pueden seguir invitando a eventos, nuestros amigos o quienes hayamos autorizado en su momento pueden seguir publicando en nuestros muros, estos pueden ser plataforma de conversaciones entre ellos y ser replicadas como si lo hiciésemos nosotros mismos.
Si no consideramos dejar nuestra contraseña a alguien allegado para dar de baja la cuenta o indique con un R.I.P. nuestra situación, quedamos vivos virtualmente de prepo.
Seguramente no falta mucho para que comiencen a aparecer los fantasmas virtuales.
Invitaciones o mensajes recibidos de quién sabiamos fallecido, fotos imposibles y toda la parafernalia habitual del esoterismo para regocijo de manochantas, investigadores truchos, sacerdotes de pseudo religiones y toda esa caterva que pretende lucrar con inocentes o giles.
¿Será esta una de las formas de permanecer?
¿Es válida la forma para mantener así más vivo el recuerdo de quienes han partido?
¿Será internet el nuevo camino para contactar con los muertos?
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