Soy un asiduo lector de diarios online y he notado el gran número de "revolucionarios" virtuales que existen leyendo los diferentes comentarios de los artículos publicados sea este del tenor que sea.
"Hay que quemar todo!"
"Salgámos todos a la calle!"
"Que se vayan todos!"
"Kretina de acá o de allá"
"Boudou ladrón, hay que colgarlo"
"Árbitro h de p, lo bombeas a San Lorenzo"
"Las Malvinas son argentinas!"
"Iglesia de mierda, metete en tus asuntos!"
Y podría seguir con una larga lista donde el común denominador es la impotencia y la explosión verborrágica sin sentido en la gran mayoría de los casos.
Es cierto que como leí por ahí, muchos trabajadores o profesionales han usado desde siempre los eventos deportivos como un escape para liberarse del stress diario, gritar libera tensiones y esa masificación los ampara de culpas posteriores por haber perdido la compostura.
Ahora los comentarios en internet se ve que cumplen similar función, y al igual que ningún hincha a pesar de que se desgañite en una tribuna es incapaz de modificar resultados, quienes despotrican en internet nunca serán capaces de cambiar o dar soluciones viables al menos haciéndolo de esta forma.
Las causas siempre han crecido si es posible ir sumando adeptos y solo sirve para crear escisiones si solo se debate entre seguidores, y peor aún si no se es mayoría en una sociedad.
Por lo que noto, no hay chorros, ni villeros, políticos o personas de las clases altas comentando nada en internet y salvo casos aislados no creo siquiera que lean estos comentarios que se dan a diario en cualquier noticia. Esto significa que estos debates solo los leemos o hacemos entre iguales (laburantes agobiados, profesionales mal pagos, autónomos insatisfechos, etc.) que como única y real arma pacífica tenemos el voto. Claro... Sin olvidar que somos minoría, porque entre ñoquis de cualquier estamento político, más beneficiarios de planes o prebendas, sumado a quienes todavía creen que Perón, Evita, Balbín o Palacios dirigen la mano de estos pseudo partidarios de hoy, nos rebasan en número y hacen difícil o casi imposible la generación de cambios que redundarían en beneficios para todos.
Por eso es un imperativo elegir bien en cada elección, más allá de partidismos. Conseguir real representatividad, votar conocidos, personas a quienes les podamos ir a golpear la puerta si no cumplen con las propuestas preeleccionarias, votar a conciencia y basados en lo que pretendemos.
Dejar de temer a ser caratulados como "gorilas" o "discriminadores", "xenófobos", "nazis" o "judíos".
Si querés seguridad, sueldos dignos, transparencia, castigos que ejemplifiquen, votá al que proponga soluciones reales. Pongamos en las cámaras a quienes realmente traten leyes que den armas a la justicia para que solucione los temas acuciantes.
Es así, tal cual, la queja, subida de tono, es eso, sólo queja. El voto consiente y a conciencia es fundamental; como también es fundamental poner el hombro a la hora de defender nuestros derechos e intereses. Ser miembro activo de comisiones de clubes, vecinales, cooperadoras escolares o cualquier espacio que nos permita aportar nuestro granito de arena para construir desde nosotros y para nosotros, no como individuos sino como grupo, aunque este sea reducido.
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