16 sept 2012

El tour de Angélica...!

Jueves 15:12 y decide irse de picnic hasta el parque de Carcarañá, carga apresurada bolso con termo y mate, se zampa la caniche al hombro y sale despavorida hacia esas rutas argentinas por el tan ansiado "aire de campo".
Era lógico aprovechar la autopista para no sufrir los avatares de ir por la 9 y ahí nomás, como para ella es igual Godoy que 27 de Febrero, o Pellegrini se mete de boca en los brazos de la CCC por un corte y quilombo mediante termina en calle de tierra siguiendo al de adelante.
Ya a esta altura, aunque nunca tenga idea de puntos cardinales se sentía el Curiosity, y el culo de ese destartalado Falcon era la señal de la NASA para ella.
Como no podía ser de otro modo, la sensación duró poco, piso desparejo, caniche en la falda, celular, desconcierto, todo confluyó a que como buena mujer bajase la mirada a los cambios, y de pronto... Chau NASA, había doblado el salvavidas...
¿Y ahora qué... Dedecho dedecho? ¿Doblo? ¡ADONDE VOYYY!
Pero claro... detenerse era impensable, habia zanjas, los ladrillos visto y techos a dos aguas habían quedado atrás hace mucho, así que emulando a Kristina pensó... "Nerviosa no me voy a poner ni me van a poner" y siguió lentamente y a los saltos esa odisea cual Dante con su Virgilio peludo que también percibía el nerviosismo.
A cada grupete de viseritas era un volantazo, y así en ese zigzag se perdieron también los cables enmarañados, las pantallas de Direct TV y hasta apareció el verde, la villa se diluía.
De pronto, otra "señal" tipo Houston, camión con garrafas mediante... Al fin otro culo para seguir, ¿pero adónde?
Los minutos se hicieron horas y el indefectible ocaso en ciernes acrecentaba la orfandad, pero ella firme en su gesta decidió continuar hasta las últimas consecuencias sin bajar esa ventanilla que la separaba de ese desconocido infierno.
Logicamente la mente no se detiene y elucubraba independientemente sobre las supuestas posibles intenciones de ese Caronte que conducía el mionca y ya se veía en la guarida de la bestia desnuda e impotente en algún perdido terraplén, así que cuando vió que detrás venía otro vehículo y en él una pequeña acompañando al piloto, hizo tripas corazón y extendió la zurda fuera de la cápsula.
El nerviosismo casi no le dejaba articular palabra y lo único comprensibles fue "avenida, avenida". La niña ante esto, sacó un celular, tipeó aceleradamente y en un instante puso ante los asombrados jojos de Angélica la imagen de GoogleMaps que le mostraba que "dedecho dedecho" y a pocos cientos de metros estaba la tan ansiada "civilización".
Ay estos pibes y la tecnología...
¿Cuanto valdrá un GPS?

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