Todos tenemos diferentes modos de lidiar con la nostalgia y casi de forma ineludible siempre conduce a la tristeza, quizas por eso algunos de nosotros mantenemos inconscientemente algunos rasgos adolescentes (no físicos, claro jajaja), o persistimos en la inmadurez, pero es innegable que hoy somos lo que fuimos y nuestro presente y futuro no son más que trazas de ese camino ya recorrido.
Cada una de nuestras vivencias conforman esto que hoy somos y cada persona que formó parte de nuestra vida nos dejó una experiencia que capitaliza nuestro hoy.
En esta época donde la mayoría hace un reconto y se nutre de experiencias pasadas para darse impulso otro año, es grandioso poder hacerlo después de abrazar amigos que aunque no estuviesen presentes, siempre han formado parte de tu vida, y no se trata rememorar con pesar juventudes pasadas, ni retrotraerse embanderados en el viejo "todo tiempo pasado fué mejor", sino despertar a esa cercanía ineludible e inconmovible de amistades por siempre.
En este blog suelo escribir desde una mirada despersonalizada y hoy no es el caso.
Ayer no volví a tener 20 años, no fuimos flacos de nuevo ni recuperé el pelo, simplemente llené sin más con un abrazo y dos lágrimas vacíos incomprendidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario