Hoy leyendo una publicación de una cuenta que sigo en FB (pablo.losaliados) me hizo reflexionar sobre el verde que me rodea y como poco a poco va siendo reemplazado por ladrillos... Días atrás vi desaparecer un monte de pinos que albergaban un par de nidos de taguatóes que cazaban en las inmediaciones y hoy extraño sus graznidos porque no optaron por mudarse a mi querido y casi centenario nogal. Se que es muy probable tampoco vuelvan a visitarme lagartos overos o alguna esquiva zarigueya. En definitiva, Roldán no volverá a ser ese casi paraíso verde que me cautivó hace unos años.
Vaya también este posteo como un recuerdo a una escritora sanlorencina que emprendió el eterno viaje y me conmueve con este poema.
Gracias Pablo por permitirme conocer su pluma.
“Imagen”
Pasaste por mi puerta encadenado. Tembloroso, roto.
Se agitaban tus ramas, todavía, y al rozar el polvo del camino no sé qué canción me regalabas.
Un tractor era tu fúnebre carroza y un coro de chiquillos alborotando el aire cortejaba tu paso.
(alegre, sin embargo).
Te abandonaron yermo a la orilla del rio.
Mi lagrima te mira amarillear con los días.
Añoro la alegría celeste de tus primaveras viejas.
Oigo el silbido de tus ramas grises en el viento fabuloso de los otoños idos.
Recuerdo largas siestas de veranos calientes bajo el hemisferio verde de tu copa frondosa.
Y lo sé, paraíso, lo juro, he de vengar tu muerte.
Cobijara mi corazón tantos pájaros como los que inundaron tus atardeceres.
(Para Pablo, acongojado al paso del paraíso muerto)
Aurora Pérez de Otero.
Del libro “Iris Terrestre”.
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